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El lenguaje emocional del discurso


¿Es muy diferente la realidad de la ficción? Una vez escuché un comentario de una afamada periodista mexicana donde decía que para poder gobernar no es necesario haber leído libros. Mi hipótesis es otra, y no me refiero a solamente libros de historia, geografía y tratados de ciencia política, sino a novelas, a la literatura en general, que si bien son ficción, trasmiten de forma atinada los sentimientos reales de una cultura, sus tradiciones y su modo de vida. No es casualidad que digan que los libros abren mundos, perspectivas y por tanto inducen a nuevas percepciones. Te hacen sensibles a la humanidad, y escéptico a la realidad. No habría que divorciar a la literatura de lo que vivimos y vemos todos los días. Mucho de lo que leemos en novelas son historias que se basan en sentimientos reales. La literatura quizá no refleje la realidad en sí, pero se alimenta de diferentes conceptos, como lo son: económicos, filosóficos y sociales. Estos factores afectan nuestra realidad e interpretando la realidad de una historia, podemos conocer de forma más certera la nuestra. Las historias narradas en los cuentos no son muy diferentes a las historias que a diario vivimos, principalmente en el plano de las emociones. “Uno siente los diálogos, e incluso uno cierra los ojos cuando alguna frase le evoca algún recuerdo: nos entra por la cabeza pero se filtra en el corazón” nos dice Mariela Giorgi de Municipalidad de Avellaneda. Hemos escuchado que un libro concluye no cuando el autor escribe la última palabra, sino cuando el lector lo termina y más aún cuando le da continuidad en su propia vida, es decir, cuando lo analiza, recuerda y lo incita a querer volver a vivir la historia. ¿Cuando hablamos es diferente? ¿Un discurso concluye cuando el orador finaliza? Los sentimientos son universales y los compartimos en todas partes, en todo momento. Incluso nos expresamos y actuamos conforme al sentir de otras personas sin siquiera percatarnos de ello. En la actualidad la relación con el otro se ha vuelto fundamental y somos más receptivos a aquellas palabras que tocan las fibras más sensibles y a las letras con las que nos identificamos. Mariela Giorgi de U Digital nos dice “Vivimos la magia de la empatía”. Dicen que los libros eligen a sus dueños, llegan en el momento apropiado y no son casualidad. Tampoco es casualidad que ciertos libros tengan más popularidad dentro de una cultura que en otra. Son esos libros que aparecieron cuando las circunstancias los requirió ¿los discursos de nuestros gobernantes deberían ser muy diferentes a eso?, es decir, ¿ser aislados a lo que el ciudadano desea escuchar? Parecería que los políticos le hablan a un público acerca de lo que ellos mismos consideran importante, sin tomar en cuenta momentos, circunstancias y la historia de cada una de las personas que escucha. Hay libros que tenemos y que deseamos leer una y otra vez porque “nos llegan” y se hacen reales. Queremos volver a “oírlos”. Sin embargo, querer leer un libro muchas veces no es muy diferente a querer escuchar a una misma persona muchas veces, ¿qué es lo que nos causa querer volver a escuchar a una persona muchas veces? Que le creemos, que es real; que como un libro, podría ser ficción pero parece real, el juego de las percepciones.


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